lunes, 15 de abril de 2013

COMPETENCIAS. ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO?


REFERENTES DEL CONCEPTO DE COMPETENCIA
La Reforma Integral de la Educación Básica iniciada desde el 2004 con preescolar, en 2006 con secundaria y en el 2009 con primaria, parte de referentes que se encuentran en acuerdos internacionales y los traduce al plano nacional, con el propósito de favorecer el desarrollo de competencias en los alumnos que cursan la Educación Básica para responder a las necesidades y expectativas que tiene la sociedad mexicana acerca del futuro ciudadano que desde ella espera formar.
EL CONTEXTO INTERNACIONAL COMO REFERENTE DE LA NOCIÓN DE COMPETENCIAS
Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, celebrada en Jomtien, Tailandia (1990)



 Durante la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, celebrada en Jomtien, Tailandia (1990), se planteó la necesidad de garantizar el acceso universal con una “visión ampliada” para satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje de cada persona –niño, joven o adulto–. Asimismo, se confirió a los miembros de una sociedad la posibilidad y, a la vez, la responsabilidad de respetar y enriquecer su herencia cultural, lingüística y espiritual común, de promover la educación de los demás, de defender la causa de la justicia social, de proteger el medio ambiente y de ser tolerante con los sistemas sociales, políticos y religiosos que difieren de los propios, velando por el respeto de los valores humanistas y de los derechos humanos comúnmente aceptados, así como de trabajar por la paz y la solidaridad internacionales en un mundo interdependiente.
Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors (1996)

Por su parte la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI, presidida por Jacques Delors (1996), señaló en su informe presentado a la UNESCO que la educación básica debía llegar, en todo el mundo, a los 900 millones de adultos analfabetos, a los 130 millones de niños sin escolarizar y a los más de 100 millones de niños que abandonaban la escuela antes de tiempo. Además, puntualizó que los contenidos educativos de este tramo formativo tenían que fomentar el deseo de aprender, el ansia y la alegría por conocer y, por lo tanto, el afán y las posibilidades de acceder más tarde a la educación durante toda la vida.
Foro Mundial sobre la Educación, celebrado en Dakar (2000)

En el Foro Mundial sobre la Educación, celebrado en Dakar (2000), la comunidad internacional reafirmó su compromiso de asegurar el acceso a una educación primaria de alta calidad para el año 2015. Asimismo, en uno de sus puntos señala: dada la enorme diversidad cultural que caracteriza a los pueblos latinoamericanos, la calidad educativa implica reconocer la necesidad de diversificar la oferta educativa a fin de asegurar no sólo el respeto sino el fortalecimiento de las diferentes culturas […]. Gobiernos y sociedades debemos impedir que la diversificación de los servicios de educación básica a los grupos culturales minoritarios siga escondiendo una oferta empobrecida, aprovechándose de que estos grupos no han tenido capacidad de exigir niveles adecuados de calidad en el servicio y en sus resultados.
Cumbre del Milenio (2000)

Durante la Cumbre del Milenio (2000) también se establecieron objetivos de desarrollo para el año 2015 conocidos como “Objetivos de desarrollo de la ONU para el milenio”; en el ámbito educativo destacaron: lograr la enseñanza primaria universal y promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. Este último objetivo tiene, como uno de sus indicadores, eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza para el 2015.
Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos (1996)

La Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos (1996) puntualizó que los pueblos indígenas tienen el derecho a la enseñanza de la propia lengua y cultura, asimismo declaró que la educación debe estar siempre al servicio de la diversidad lingüística y cultural, y las relaciones armoniosas entre diferentes comunidades lingüísticas de todo el mundo. También señaló que toda comunidad lingüística tiene derecho a una educación que permita a sus miembros adquirir un conocimiento profundo de su patrimonio cultural, así como el máximo dominio posible de cualquier otra cultura que deseen conocer.
Chomsky

Desde el campo de la lingüística Chomsky (1970) desarrolló el concepto de competencia en el sentido de que “La competencia es la capacidad de creación y producción autónoma, de conocer, actuar y transformar la realidad que nos rodea, ya sea personal, social, natural o simbólica, a través de un proceso de intercambio y comunicación con los demás y con los contenidos de la cultura”, no obstante, contiene y señala con claridad lo que significa “ser competente”, pues define el carácter activo y transformador que este concepto supone.
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos de la propia OCDE (PISA) y la Comisión Europea
Ante este escenario, organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos de la propia OCDE (PISA) y la Comisión Europea, han centrado su mirada sobre la enseñanza y aprendizaje de las competencias básicas como un medio para mejorar la calidad y la equidad de los sistemas educativos.
OCDE

Para este organismo, ser competente es ser capaz de “expresar e interpretar conceptos, pensamientos, hechos y opiniones (escuchar, leer, hablar y escribir) [e] interactuar lingüísticamente de una manera adecuada y creativa en todos los posibles contextos sociales y culturales, como la educación y la formación, la vida privada y profesional, y el ocio”; es decir, de responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas diversas de forma adecuada”.
En respuesta a lo anterior, a finales de 1997, la OCDE inició el Proyecto DeSeCo con el fin de brindar un marco conceptual firme que sirviera como fuente de información para la identificación de competencias básicas o clave y el fortalecimiento de las encuestas internacionales que se encargan de medir el nivel de competencia de jóvenes y adultos.
A través del proyecto DeSeCo, la OCDE ha identificado un conjunto de competencias necesarias para el bienestar social por lo que cada una deberá: 
  • Contribuir a resultados valiosos para sociedades e individuos.
  • Ayudar a los individuos a enfrentar importantes demandas en una amplia variedad de contextos.
  • Ser relevante tanto para los especialistas como para todos los individuos.
Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA)

Desde el marco conceptual de PISA 2006, se destaca que la competencia se demuestra cuando “se aplican los conocimientos adquiridos a las tareas y retos cotidianos y a los entornos extraescolares, previa valoración de distintas opciones y toma de decisiones”.
EURYDICE

La EURYDICE ha destacado la necesidad de “formar personas competentes para la vida personal, social, académica y profesional”, mediante una alternativa de “competencias clave” que dista de ser la suma de los saberes disciplinares que el alumnado acumula a lo largo de su historia escolar.
Desde esta red de amplia resonancia internacional, se señala que las competencias clave son paquetes “multifuncionales y transferibles” que “integran” los conocimientos (conceptos, hechos y principios), procedimientos y actitudes necesarios para la vida actual y para el futuro académico y profesional.
  • Las competencias clave, a diferencia de los contenidos específicos, son multifuncionales, pues permiten la realización y el desarrollo personal a lo largo de la vida, la inclusión y la participación como ciudadanos activos y el acceso a un puesto de trabajo en el mercado laboral.
  • Son trasferibles, a diferencia de los contenidos específicos, pues se aplican en múltiples situaciones y contextos para conseguir distintos objetivos, resolver situaciones o problemas variados y realizar diferentes tipos de trabajos.
  • Son transversales e interdisciplinares a las áreas y materias curriculares porque su aprendizaje no es exclusivo de una de ellas.
  • Son integradoras, a diferencia de los contenidos específicos, porque combinan conocimientos (“saber”), destrezas (“hacer”) y actitudes (“querer”).
  • Son dinámicas, porque la competencia de las personas carece de límites en su crecimiento y se construye a lo largo de la vida.
CONTEXTO NACIONAL

En el contexto nacional, el acelerado cambio demográfico, social, económico y político de nuestro tiempo ha exigido a la educación nacional, la búsqueda de alternativas que le permitan estar en condiciones de cumplir con objetivos tanto globales como locales y esto ha favorecido el desarrollo de una profunda y amplia reflexión sobre la sociedad que deseamos y el país que queremos construir, por lo que las formas en que los individuos se apropian y utilizan el conocimiento en su proceso de formación y desarrollo, imponen enormes retos para el aprendizaje en el mediano y largo plazos.
Las necesidades de aprendizaje en nuestro país –como en otros– se relacionan con la capacidad de reflexión y el análisis crítico; el ejercicio de los derechos civiles y democráticos; la producción y el intercambio de conocimientos a través de diversos medios; el cuidado de la salud y del ambiente, así como con la participación en un mundo laboral cada vez más versátil. Esta educación constituye la meta a la cual los profesores, la escuela y el sistema educativo nacional habrán de dirigir sus esfuerzos y encaminar sus acciones.
Lo anterior, exige que los cambios educativos respondan al avance continuo de la sociedad y a las necesidades de adaptación que se requieran. La profundidad y la velocidad de estos desafíos obliga a la construcción de mecanismos graduales y permanentes, que permitan evaluar y reformular los contenidos curriculares y las formas de gestión del sistema y de las escuelas en atención a una demanda cada día más diversa.
Lo anterior, exige que los cambios educativos respondan al avance continuo de la sociedad y a las necesidades de adaptación que se requieran. La profundidad y la velocidad de estos desafíos obliga a la construcción de mecanismos graduales y permanentes, que permitan evaluar y reformular los contenidos curriculares y las formas de gestión del sistema y de las escuelas en atención a una demanda cada día más diversa.
México es un país que se reconoce como multicultural y diverso (Artículo 2o de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos), que asume la existencia de diferentes culturas, etnias y lenguas, y requiere, por tanto, del impulso de una educación intercultural para todos, que identifique y valore esta diversidad y, al mismo tiempo, afirme su identidad nacional; por lo que desde esta perspectiva, el Estado Mexicano está obligado a ofrecer una educación básica –considerada como la plataforma común para todos los mexicanos– democrática, nacional, intercultural, laica y obligatoria que favorezca el desarrollo del individuo y su comunidad, así como el sentido de pertenencia a una nación multicultural y plurilingüe, y la conciencia de la solidaridad internacional de los educandos.
Por ello, la transformación educativa que se ha venido gestando en nuestro país desde hace más de una década, hoy se concreta en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 (PND), y en los objetivos señalados en el Programa Sectorial de Educación 2007-2012 (PROSEDU), pues desde esos documentos se da sentido y se ordenan las acciones de política educativa que en las próximas décadas habremos de llevar a cabo con el concurso de todos los que participamos en el sistema educativo mexicano.
Por ello y desde este marco internacional y nacional es que la Subsecretaría de Educación Básica, se ha dado a la tarea de diseñar, entre otras acciones, una nueva propuesta curricular para la educación primaria, cuyo principal fin es el de que los niños y las niñas cuenten con oportunidades para adquirir competencias; es decir, desarrollen y empleen conocimientos, habilidades, actitudes y valores, no sólo para seguir aprendiendo a lo largo de su vida, sino para que se enfrenten a los retos que impone una sociedad en permanente cambio, se desempeñen de manera activa y responsable consigo mismos y con la naturaleza, sean dignos miembros de su comunidad, de su país y del mundo; en síntesis, para que participen activamente en la construcción de una sociedad más libre y democrática pero, sobre todo, más justa.
COMPETENCIAS EN EL PLAN Y LOS PROGRAMAS DE ESTUDIO

En relación con el término de competencias, la investigación educativa ha buscado precisarlo, coincidiendo en que, como ya fue señalado, las competencias se encuentran estrechamente ligadas a conocimientos sólidos; ya que su realización implica la incorporación y la movilización de conocimientos específicos, por lo que no hay competencias sin conocimientos.
Una competencia implica un saber hacer (habilidades) con saber (conocimiento), así como la valoración de las consecuencias de ese hacer (valores y actitudes). En otras palabras, la manifestación de una competencia revela la puesta en juego de conocimientos, habilidades, actitudes y valores para el logro de propósitos en contextos y situaciones diversas y es por esta razón que se utiliza el concepto de “movilizar conocimientos” (Perrenoud, 1999)11; Por su parte, Monereo y Pozo (2007) hablan de poseer un conocimiento funcional no inerte, utilizable y reutilizable y Coll (2007) de activar y utilizar los conocimientos relevantes para afrontar determinadas situaciones y problemas.
En México, lograr que la educación básica contribuya a la formación de ciudadanos con las características descritas anteriormente, implica plantear el desarrollo de competencias como propósito educativo central, SEP (2009). Las competencias movilizan y dirigen todos estos componentes hacia la consecución de objetivos concretos; son más que el saber, el saber hacer o el saber ser. Las competencias se manifiestan en la acción de manera integrada. Competencias para la vida La Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB) propone cinco competencias para la vida, que deberán desarrollarse desde todas las asignaturas, procurando que se proporcionen oportunidades y experiencias de aprendizaje que sean significativas para todos los alumnos.
1. Competencias para el aprendizaje permanente.
Implican la posibilidad de aprender, asumir y dirigir el propio aprendizaje a lo largo de la vida, de integrarse a la cultura escrita, así como de movilizar los diversos saberes culturales, lingüísticos, sociales, científicos y tecnológicos para comprender la realidad.
2. Competencias para el manejo de la información.
Se relacionan con la búsqueda, identificación, evaluación, selección y sistematización de información; el pensar, reflexionar, argumentar y expresar juicios críticos; analizar, sintetizar, utilizar y compartir información; el conocimiento y manejo de distintas lógicas de construcción del conocimiento en diversas disciplinas y en los distintos ámbitos culturales.
3. Competencias para el manejo de situaciones.
Son aquellas vinculadas con la posibilidad de organizar y diseñar proyectos de vida, considerando diversos aspectos, como los históricos, sociales, políticos, culturales, geográficos, ambientales, económicos, académicos y afectivos, y de tener iniciativa para llevarlos a cabo, administrar el tiempo, propiciar cambios y afrontar los que se presenten; tomar decisiones y asumir sus consecuencias, enfrentar el riesgo y la incertidumbre, plantear y llevar a buen término procedimientos o alternativas para la resolución de problemas, y manejar el fracaso y la desilusión.
4. Competencias para la convivencia.
 Implican relacionarse armónicamente con otros y con la naturaleza; comunicarse con eficacia; trabajar en equipo; tomar acuerdos y negociar con otros; crecer con los demás; manejar armónicamente las relaciones personales y emocionales; desarrollar la identidad personal y social; reconocer y valorar los elementos de la diversidad étnica, cultural y lingüística que caracterizan a nuestro país, sensibilizándose y sintiéndose parte de ella a partir de reconocer las tradiciones de su comunidad, sus cambios personales y del mundo.
 5. Competencias para la vida en sociedad.
Se refieren a la capacidad para decidir y actuar con juicio crítico frente a los valores y las normas sociales y culturales; proceder a favor de la democracia, la libertad, la paz, el respeto a la legalidad y a los derechos humanos; participar tomando en cuenta las implicaciones sociales del uso de la tecnología; participar, gestionar y desarrollar actividades que promuevan el desarrollo de las localidades, regiones, el país y el mundo; actuar con respeto ante la diversidad sociocultural; combatir la discriminación y el racismo, y manifestar una conciencia de pertenencia a su cultura, a su país y al mundo.
















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